CBD en Latinoamérica: Oportunidades de un mercado en expansión

Capsulas-liquidas

Desque que Uruguay legalizara la producción, distribución y consumo del CBD en el 2013, varios países se han unido a la despenalización de los productos derivados de la Cannabis Sativa, en especial para su uso medicinal. En este momento son más de 40 países, los que, junto con 21 estados de Estados Unidos, permiten la comercialización y consumo de Cannabis medicinal en el mundo.

El último par de años ha sido especialmente bueno para esta industria en América Latina, que según cifras de Euromonitor, tuvo un crecimiento del 17% al finalizar el 2021 llegando a 170 millones de dólares. Más aún, se espera que esta cifra llegue a los 1.200 millones de dólares para el 2026.

A pesar de que la legalización en países latinoamericanos ha sido un poco lenta, la creación de marcos jurídicos que garantizan su comercialización y distribución ha mostrado ser más rápida que en otras regiones.

Es el caso de países como Colombia, Chile y Brasil, que cuentan no sólo con la legalización de la producción, consumo y distribución de productos de CBD medicinal, sino que también los incluyen en sus programas de salud pública. Esto significa que pacientes de cualquiera de estos países pueden solicitar productos de CBD medicinal a su seguro de salud.

 

Abriendo fronteras

El panorama resulta prometedor no sólo en América Latina sino también en Estados Unidos y Europa, donde las legislaciones se mueven favorablemente hacia la despenalización de productos derivados del Cannabis, más allá de la simple importación de ingredientes como las flores o las semillas.

Alemania por ejemplo, legalizó el uso del CBD medicinal en el 2017 y desde entonces, se ha posicionado como uno de los principales comercializadores de la región, con casi la mitad de la participación del mercado europeo.

Estados Unidos es otro gran jugador, aunque cada estado maneja una legislación autónoma para su comercialización, distribución y consumo.

Pero el panorama de mayor crecimiento se ve en la comercialización regional, con países como Argentina y Brasil liderando la importación de productos y derivados del CBD, de países productores como Colombia.

 

Cómo aprovechar este boom

El panorama anterior indica que el mercado del Cannabis presentará un importante crecimiento en los próximos años en América Latina y es el momento para ingresar en él. En el mercado ya existen variedad de productos de aceite de CBD, dentro de los que destacan la presentación en gotero y las cápsulas blandas y las duras (con relleno líquido).

Muchos pacientes prefieren las cápsulas, ya que el CBD tiene un olor y sabor fuerte. Algunas de las ventajas de formular el producto en esta presentación son:

  • Las cápsulas evitan la filtración de olores y sabores indeseados
  • Las dosis en cápsulas son exactas y hay menor probabilidad de tomar dosis inadecuadas
  • El consumo de productos encapsulados es más práctico que el de gotero

A pesar de que ambos formatos (cápsulas blandas y duras) son favorables para los pacientes, las cápsulas duras presentan beneficios adicionales para los fabricantes. Veamos algunos:

  • Rápida producción: las cápsulas blandas tardan alrededor de tres días en producirse, desde la preparación de los ingredientes, hasta su empacado. En contraste, todo el proceso de fabricación y empaque de las cápsulas duras rellenas de líquido, se completan en un día, incluido su sellado por banding.
  • Facilidad de escalamiento: las cápsulas blandas deben elaborarse al momento de encapsular la formulación y para hacerlo, se requieren instalaciones y equipos especiales, que generalmente implican la tercerización del proceso. Esto, a su vez, significa tener que entregar la formula del producto a un tercero.

Las cápsulas duras, por su parte, vienen prefabricadas y la encapsulación se puede hacer en la planta del cliente.

 

  • Mayor seguridad: las cápsulas blandas emplean plastificantes para alcanzar la flexibilidad que las caracteriza. Esto genera que las paredes de este tipo de cápsula, absorban humedad o incluso parte de la formulación.

 

Las cápsulas duras, en cambio, no contienen plastificantes, por los que este fenómeno no ocurre.

 

  • Menor desperdicio de materias primas: las cápsulas blandas llegan a tener un desperdicio de hasta el 40% de las materias primas durante su elaboración. Las cápsulas duras, en cambio, tienen un desperdicio mínimo, lo que favorece la optimización de costos de producción.

 

Conclusión

La industria del CBD y del Cannabis en general, sigue creciendo. Es el momento ideal para que empresas manufactureras de América Latina se sumen a la ola verde y generen productos que puedan abastecer no solo el mercado local regional, sino incluso, el global.

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